lunes, 15 de noviembre de 2010

POR UN CINE DE ANIMACION NUESTRO


Acá les dejo el texto que escribió el animador y maestro de animadores (además de amigo) Rodolfo Pastor:


Capelito, Nico y Tina -mis personajes-, estuvieron acompañándome en el
Primer Congreso Nacional de Comunicaciones Integradas, organizado por la Facultad de
Ciencias de la Comunicación de la UAI, que tuvo lugar ayer, en el anexo
de la Honorable Cámara de Diputados.

Honorable -si, queridos amigos de España, no es broma- porque ahora en el
Sur tenemos un proyecto de país y Patria Grande que entusiasma a más y más
personas. Sin embargo Nico no parecía darse cuenta donde estaba pues
seguía bañándose en el fuentón y cepillándose con la misma herramienta,
ora los dientes, ora el culo, como si estuviera en su bulincito.

-Es que el Congreso en la casa de todos-, me apunta Tina, muy peronista
ultimamente, mientras busca y busca su encendedor.

¿Y quién me iba a decir a mi que -¡Turuli, turuli!-, Capelito mamá
enseñaría a estudiantes y políticos a tejer un gorrito de lana para un
bebé con bigotes. Vivir para ver... y ver para vivir.

Expuse en el hall de entrada el decorado donde se ve a Capelito haciendo
compras en la tienda de pesca "Amor", del carrer Tallers 65, en
Barcelona(me gustaría que Esteban lo sepa) y al honguito volando en un
avión antiguo. Los adultos contemplanban estas cosas y por un instante se
volvían niños.

Hablé del exilio del exilio. No sabía yo entonces, que fuera tan, pero tan
duro. Y de la dolorosa alegría de volver. De esta etapa de mi vida en la
que afronté tanto viento en contra y en que apenas pude filmar comerciales,
un documental y poco más. Pero pude terminar Nico & Tina, y
madurar proyectos, y trasmitir algo de mi pasión y conocimientos a muchos,
pero muchos alumnos.

Expliqué que necesito ayuda, que arranco otra vez de cero...
¡Pero qué cero! Tiene mas jugo que una sandía.

Hablé un poco de como Capelito se está y estará pasando durante tres años
-junto con una exposición de decorados y personajes, un documental
didáctico y 2800 kilos de plastilina JOVI- por los pueblos de Francia,
pueblo por pueblo. Expliqué que así quiero mostrar Capelito en Argentina,
provincia por provincia, pueblo por pueblo, tal como
hacíamos en el Grupo CINE, el fundara y dirigiera allá por 1972.
Les conté que quiero coproducir con España, con el estupendo grupo de
profesionales que se me quedó allá, grupo que formé y me formó, y con los
talentos que aquí voy conociendo. Y seguramente lo logre.

Y como nadie me sacaba el micrófono, dije que el cine de animación tenía
que ser valiente, proponerse y alcanzar la calidad de nuestro cine
de ficción, capaz de tratar temas íntimos o temas sociales (que es la
misma milonga, pero vista desde la terraza).

No me acuerdo bien como lo dije, solo recuerdo el contenido de mis
palabras. Dije que había que dejar de imitar las animaciones de los
gringos, en un patético quiero y no puedo. Que necesitamos un cine de
animación nuestro, hecho a nuestra medida y con la dignidad de nuestras
posibilidades. Y que no sea solo infantil, también para adultos, que así
lo fue el primer largometraje en dibujos animados que se hizo en el mundo.
Sí, por el argentino Quirino Cristiani.
Que necesitamos una animación que recorra la comedia y la tragedia con
problemáticas nuestras y con guiones muy
trabajados. Basta de animaciones dirigidas por productores, que la
animación no es solo un negocete de quienes, formados en las empresas de
publicidad, abordan el cine. La animación deben hacerla productores de
cine, que saben de la importancia de la figura del director, que las
buenas películas se hacen con un ojo en el negocio y el otro en la calidad
con que se narra una historia, ¡coño!

Dije que la animación también podía ser un modo de expresión y aprendizaje
individual. Que debemos dejar de lado el naturalismo en el movimiento
físico (que ya está bien con Bambi), que si lo hacemos así se nos abre un
campo mucho más interesante; el de la actuación, el del movimiento psicológico, y el del
movimiento físico propio, específico al diseño de nuestro personaje.

¿Es que solo se pueden animar mostruos con pocas neuronas pero con
millones de pelos, solo para aprovechar que ahora es posible mover bien
esa pelambre apretando un botoncito.

Me aburre la estética del plástico. Me aburren los personajes de plástico,
la gente de plástico.. ¡Incluso me aburre el plástico! Y con lo útil que
es, ¿verdad?
Pero la plástica es fascinante. Incorporemos a la animación el arte de
los ilustradores, que cada uno de ellos es un mundo único de riquezas
visuales, que ellos se parecen a la gente de teatro, gente a las que les
gusta Serrat... y además los ilustradores están acostumbrados a trabajar
para una historia.

Noté que algunos en la sala me entendían, así que cogí coraje (que es lo
único que tengo) y seguí con eso de que tenemos que crear estudios de
animación con el alma caliente, con gente solidaria, que comparta valores
pero tenga talentos diversos.
¡Como si fuera tan fácil crear un taller así!
Este que estoy cocinando se llamará, seguramente:

LA VIZCACHERA - Cine de Animación
Aguantadero cultural con fines de locro

Dije que la buena animación no puede nacer en el tedio de empresas
desangeladas, verticalizadas, que la mejor animación, si nace, lo hará de
un estudio que se parezca a un grupo de teatro.


¿Y por qué...? -me preguntó Gaturro, sentado en primera fila.

Porque el animador equivale al actor en el cine de ficción.


Rodolfo Pastor
Olivos, 6 Nov. 2010

No hay comentarios:

Publicar un comentario